Un nido construido por una pareja de águilas calvas ha batido todos los récords, convirtiéndose en el más grande jamás documentado. La estructura, levantada sobre un árbol de gran altura, alcanza los 2,9 metros de diámetro, cerca de seis metros de profundidad y supera las dos toneladas de peso.

Conocidas por su instinto constructor, las águilas calvas utilizan ramas entrelazadas para formar una base sólida, que refuerzan año tras año al regresar al mismo punto de anidación. Este comportamiento, repetido durante décadas, da lugar a edificaciones naturales que crecen hasta dimensiones monumentales, a las que se conoce como ‘aeries’.

Además de su tamaño, estos nidos destacan por su complejidad estructural. En su interior, las águilas crean una cámara cuidadosamente acolchada con hierb

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