En 1991, Julia Roberts era toda una superestrella. La novia de América se había ganado a pulso el corazón del público con Mystic Pizza , Magnolias de acero y, sobre todo, Pretty Woman , su comedia romántica por excelencia y estrenada unos meses antes. En febrero de 1991, todo el mundo seguía hablando de su Vivian Ward. Julia Roberts estaba nominada al Oscar por su actuación y sorprendía estrenando una película que nada tenía que ver con su papel más famoso: Durmiendo con su enemigo .

La película ponía en el centro de su relato a la violencia machista . Bajo la apariencia de un matrimonio perfecto, su protagonista sufría el maltrato de un marido cruel y obsesivo hasta el punto de decidir fingir su propia muerte y así poder empezar una nueva vida. La pesadilla no acaba

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