Durante años, la posibilidad de que los tomates agraven los procesos inflamatorios, sobre todo en personas con artritis, generó debate y preocupación en quienes buscan mejorar su alimentación o mitigar el dolor articular.

En foros de pacientes y redes sociales, la exclusión de las solanáceas —familia de plantas que incluye a los tomates, berenjenas, papas y pimientos— se presenta a menudo como una estrategia para reducir molestias, aunque el respaldo científico a esa práctica resulta escaso. ¿Hasta dónde llegan las dudas y qué dice realmente la evidencia?

Tomates, solanáceas y el origen de la sospecha

El temor a los tomates como agentes inflamatorios parte de su pertenencia a las solanáceas y, específicamente, de los alcaloides que contienen, como la solanina. Estos compuestos c

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