Por: Pablo Emilio Obando A.

La comunidad pastusa no puede quedarse en silencio. Lo observado no es un hecho aislado, sino un síntoma doloroso de vacío institucional, de permisividad frente a la fuerza bruta y del desprecio por el derecho de visitantes y habitantes a disfrutar sin temor. El conflicto lacustre desborda el ámbito local: afecta la inversión, debilita el comercio, desalienta al turismo y proyecta una imagen negativa de nuestra ciudad. Un turismo que teme caminar las aguas, gente que evita viajar a La Cocha, empresas que reconsideran invertir. Esa pérdida económica, reputacional y social se acumula cada día.

La indignación popular debe canalizarse en diálogo, en exigencia institucional y en acciones consistentes. No basta con reproducir indignación en redes: es momento de conv

See Full Page