Los uniformes de camuflaje, los chalecos antibalas o los trajes que protegen de la radioactividad que utilizan los miembros de las fuerzas armadas tienen un mismo responsable: Fecsa, Fábrica Española de Confección (no confundir con la histórica Fuerzas Eléctricas de Catalunya). Fundada en 1934, la compañía especializada en la vestimenta de ejércitos y cuerpos de seguridad es una de las históricas del tejido industrial nacional. Hoy factura más de 140 millones y está aprovechando el aumento del gasto militar en todos los países europeos.
Fecsa tiene una historia que merece la pena repasar. Pocos meses después de su creación, estalló la Guerra Civil y la compañía fue incautada. Durante la contienda se dedicó a confeccionar monos para el ejército republicano. Ya en la dictadura se especializ