El camino que recorre un equipo en un torneo grande nunca es lineal. A veces se gana, a veces se pierde, pero lo que queda es lo construido, lo colectivo, lo mostrado, lo que se puede proyectar hacia el futuro. Y encaró este con esa combinación de sueños, nervios, talento y ambición.

Una selección que no alcanzó la final, pero dejó huella que va más allá del resultado.

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