Intelectuales peruanos y cubanos y el director del Instituto Cervantes cuentan la impronta que el autor peruano dejó en ellos
Su figura sobrevuela Arequipa, esa ciudad de carácter volcánico que muchos extranjeros conocieron al leer las solapas de sus libros. Mario Vargas Llosa está presente como un holograma que da la bienvenida en su casa-museo, en los apuntes de los libros que donó a la biblioteca que lleva su nombre y en las referencias de cada conversatorio del X Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE). Arequipa es la tierra donde vino al mundo, pero solo vivió su primer año.
Es en esta ciudad donde ha bautizado a una calle, una alameda y una ruta turística, y ahora se le rinde tributo en estos días convulsos. En medio de un programa sustancioso de actividades, seis p