El pasado domingo, la afición taurina vivió un acontecimiento histórico en la plaza de toros de Las Ventas. Cuando eran poco más de las siete y media de la tarde, José Antonio Morante, tras cortar dos orejas a 'Tripulante', de Garcigrande, se dirigió a los medios para quitarse el añadido entre lágrimas, lo que significaba que se retiraba del toreo. Sus lágrimas fueron las de todos los aficionados, las de sus seguidores, las de los partidarios a este arte milenario... y las lágrimas de los que sabían que ahí acababa una época dorada en el toreo.
Morante ha dejado huérfana a la fiesta y ahora solo nos queda unirnos a uno de los dos bandos, los que creen que regresará y los que piensan que nunca más volverá a trenzar un paseíllo. Para muchos, el genio de la Puebla es el mejor torero de la hi