En las principales batallas navales de la historia, la flota ganadora tenía generalmente dos ventajas: un mayor número de barcos y una superior potencia de fuego. No obstante, en unas pocas ocasiones, el resultado final dependía de la actuación de sus almirantes. En particular de la pericia de uno y la incompetencia del otro.

En el combate empresarial entre el BBVA y el Sabadell , la flota mejor equipada era la del banco vasco. Por eso, a priori, la entidad catalana parecía una presa fácil. No obstante, el primero ha fracasado en su caza y captura. La clave del desenlace no ha estado en la capacidad para generar valor al accionista por parte de dos proyectos bancarios sustancialmente diferentes, sino en la capacidad estratégica de sus almirantes. La primera armada ha estado capitane

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