Durante los últimos años, las recetas médicas falsificadas han comenzado a transformarse en un nuevo foco de preocupación sanitaria. Expertos señalan que el papel y el timbre son elementos sumamente vulnerables, lo que termina en el acceso a medicamentos controlados sin supervisión, consumo indebido y suplantación de identidad a profesionales de la salud.

Según datos del Instituto de Salud Pública (ISP), en 2024 se decomisaron más de 17,5 millones de dosis de medicamentos ilegales en el país, muchos de ellos falsificados o almacenados en condiciones inadecuadas. Este mercado paralelo se alimenta, en gran parte, de recetas adulteradas o robadas, especialmente psicotrópicos derivados de las benzodiazepinas, cuyo consumo excesivo puede provocar desde adicciones severas hasta el coma o

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