Cuando a Diego Trujillo le propusieron interpretar a Antonio, el director general de un importante periódico que busca su reemplazo, para la obra Doble o Nada del Teatro Nacional, un proyecto interesante, intenso y bien escrito, dijo no. No por desinterés, sino por tiempo, por esos compromisos que siempre se cruzan y parecen más urgentes. Agradeció la oferta y colgó. Pero unos días después lo volvieron a llamar: insistieron. Esta vez le dijeron dos nombres: Ella Becerra en la dirección y Paola Turbay en el elenco, al lado suyo. “Paola está dichosa con la idea de que seas tú”, fueron las palabras que escuchó. Y esa frase bastó. Fue un dardo directo al ego, una invitación imposible de rechazar. “Ahí sí dije que sí, sin pensarlo”, recuerda Trujillo entre risas.

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