En los estadios de fútbol de Chile se ha instalado una costumbre que nos degrada como país. Los cánticos racistas, xenófobos u homofóbicos se han vuelto parte del paisaje sonoro de cada partido. "Porompompón… el que no salta es argentino m.." se repite con distintos gentilicios, como si insultar fuera una forma legítima de alentar. Lo que muchos consideran una broma o una tradición de barra, es en realidad una expresión de violencia simbólica que hoy tiene consecuencias concretas: sanciones económicas, pérdida de aforo y una reputación internacional que se deteriora cada vez más.
Chile ha sido reiteradamente castigado por la Conmebol y la FIFA por estos comportamientos. Tras el último duelo de la selección adulta con Argentina, la federación recibió una multa de más de cien mil francos su