Ciudad de México.– Imagínese esto: después de 15 años de matrimonio, de noches en vela cuidando hijos, de renunciar a ascensos laborales para sostener el hogar, descubre que su pareja ha tejido una red de mentiras y aventuras paralelas. El divorcio llega como un mazazo, pero la ley, fría e igualitaria, le obliga a dividir la casa, el auto y las ahorros que usted sola acumuló. ¿Justicia? Para muchas mujeres en México –y cada vez más hombres–, esto no es equidad, sino una revancha económica del traidor.
Esta no es solo una anécdota desgarradora; es el germen de una reforma que sacude los pasillos del Congreso de la Ciudad de México. Una iniciativa presentada esta semana por la diputada Elizabeth Mateos, de Morena, busca reescribir las reglas del Código Civil local: en casos de infidelidad,