Agradezco sinceramente a los medios de comunicación de León que han permitido visibilizar la realidad que sufre Armunia. Pero también debo decirlo con claridad: algunos tertulianos, más pendientes de aplaudir al poder que de mirar la realidad, han demostrado que la ignorancia, cuando se adorna de soberbia, se convierte en una forma de miseria intelectual. Porque no, la reclamación de Armunia no es una queja ni un capricho vecinal. Es un grito de alarma, un S.O.S. lanzado desde un territorio que agoniza mientras el Ayuntamiento mira hacia otro lado y algunos opinadores de salón pontifican sin haber leído ni una línea del informe que sustenta nuestras denuncias y propuestas. Lo verdaderamente estúpido no es protestar, sino hablar sin saber. Los datos son demoledores. Otras pedanías reciben e

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