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Hay quienes sostienen que el propio Henry Kissinger advertía que, en la relación con los Estados Unidos, la amistad podía ser peor que los peligros de la enemistad. La historia latinoamericana ofrece pruebas suficientes de que, al confundir un vínculo estratégico con subordinación, el precio se paga con soberanía sobre los recursos de la Nación. Lo ocurrido el pasado martes en la Casa Blanca es un duro recordatorio y, por eso, el gobierno argentino se vuelve con las garras del águila marcadas en la piel.
La reunión entre Javier Milei y Donald Trump, anunciada como un almuerzo bilateral, terminó convertida en una rueda de prensa unilateral. Trump, veterano en el arte de la escenografía política y la negociación, supo aprovechar el momento para proyectar su poder. Habló de política int