Controlar sus movimientos puede parecer una exageración, pero si alguna vez has perdido de vista al niño en el supermercado o has estado despierto porque tu hijo adolescente no llega, no quieres repetir esa sensación nunca más
Cuando muchos de nosotros éramos pequeños y nos alejábamos de nuestros padres de manera acordada, el único sistema de control era quedar en un sitio a una hora o usar un teléfono fijo para llamar a otro fijo del que recordásemos el número y avisar de un retraso. Y si alguien llegaba más tarde, el otro esperaba un rato sin necesidad de alertar a todas las fuerzas del orden. Ahora, por suerte, la tecnología permite saber en cada momento dónde está nuestro retoño, ya sea un niño pequeño, indefenso, o el típico adolescente de respuestas ambiguas, que dice que irá “