Una obra que prometía conectar la capital oaxaqueña con la costa en menos de tres horas terminó convertida en un símbolo del abandono y la mala planeación. La autopista Oaxaca-Istmo, una de las construcciones más caras del sexenio pasado, tuvo un costo de más de 42 mil millones de pesos y, a solo unos meses de su inauguración, uno de sus túneles colapsó.

El túnel, conocido como “El Tornillo”, se desplomó poco después de ser entregado, dejando a miles de habitantes de la región incomunicados y obligados a usar caminos viejos, inseguros y llenos de derrumbes. Desde entonces, los traslados entre la capital y la costa volvieron a durar hasta seis horas, lo que afecta el comercio, el turismo y la vida diaria de comunidades enteras.

Productores, los más afectados por el colapso de la autopista

See Full Page