Hay tradiciones que se pierden en el tiempo, y otras que sobreviven siglos. Una de ellas nació en Aragón hace 650 años , cuando el pequeño pueblo pirenaico de Ansó (Huesca) se convirtió en árbitro de una disputa fronteriza que enfrentaba a dos valles vecinos: el Valle de Roncal , en Navarra, y el Valle de Baretous , en el Bearne francés. El resultado de aquel arbitraje fue el llamado Tributo de las Tres Vacas , considerado el tratado de paz más antiguo de Europa aún en vigor .

Una paz firmada en el Pirineo aragonés

La historia se remonta al 16 de octubre de 1375 , cuando los representantes de ambos valles, cansados de años de enfrentamientos por el uso de pastos y fuentes en la frontera pirenaica, acudieron a Ansó para resolver el conflicto. Allí, el alcalde Sancho Gar

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