Cada día, Anna Possi madruga y enciende la cafetera en el Bar Centrale de la localidad de Nebbiuno, un pequeño municipio a orillas del Lago Maggiore, en el norte de Italia.

La suya no es una rutina cualquiera, sino la de quien ha dedicado toda una vida a un oficio: Anna tiene 101 años y lleva casi siete décadas sirviendo cafés a generaciones de clientes, lo que le ha valido el apodo de "la camarera más longeva del mundo" y un reciente reconocimiento a su trayectoria.

Su historia como hostelera comenzó al terminar la Segunda Guerra Mundial, cuando decidió ayudar en los restaurantes familiares de sus tíos en Génova. Poco después, ya en Nebbiuno, abrió junto a su marido el Bar Centrale, hace ya 65 años.

Desde la muerte de su esposo en 1974, Anna ha sido la única responsable del local, que

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