Aunque la literatura, el cine y la vida subrayan la tristeza de las retiradas, en Omar Fraile (Santurtzi, 1990), más que la melancolía y la pesadumbre se intuye la celebración, el goce y el festejo de haber vivido una carrera plena, con indudables éxitos y tiempos más duros.
Se baja de la bici el vizcaino con la sensación de que ha sido un privilegiado que ha podido cumplir sus sueños y la certeza de que desea disfrutar de una nueva vida junto a su familia.
Disputó su última carrera el pasado domingo, en la París-Tours.
—Tenía claro que era el momento de retirarme, pero sí es verdad que a medida que llegaba el final de la carrera sentía algo raro. Después de Burgos me lesioné y pensaba que iba a ser la última carrera. Finalmente superé la lesión y pude correr la París-Tours. Quería de