Guardar queso o embutidos abiertos en el frigorífico parece una tarea sencilla, pero hacerlo mal puede arruinar el sabor y la textura de los alimentos en apenas un par de días . En muchas neveras, los vemos envueltos en film o aluminio, a veces incluso dentro de un táper. Sin embargo, estos métodos tan extendidos no son los más adecuados: pueden atrapar humedad, alterar el sabor e incluso favorecer la aparición de moho o malos olores.
Cada tipo de alimento tiene su propio ritmo de conservación , pero los productos curados o fermentados, como los embutidos y los quesos, requieren cuidados especiales. La clave, según los expertos en conservación alimentaria, está en crear un microclima equilibrado, en el que haya protección frente al aire, pero también una mínima transpiración.
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