La tecnología avanza sin parar y permite que los coches sean cada vez más seguros. Lo que no ha mejorado demasiado es la seguridad de los usuarios más desprotegidos de las carreteras: los peatones, que a veces siguen jugándose el tipo al cruzar por pasos de cebra sin semáforos confiando en que los conductores paren, o que tienen que esperar eternamente en la acera hasta que alguien decida cederles el paso, pese a que esas franjas horizontales blancas les otorgan prioridad.

Sí que ha habido pequeñas mejoras, como los semáforos para peatones que avisan del tiempo que resta para que se pongan en verde o en rojo, los que avisan con señales acústicas, la superficie antideslizante de algunos pasos de cebra o la instalación de badenes para que los vehículos reduzcan la velo

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