El otoño avanza, la semana que viene en España cambiamos de hora, los días se acortan y la temperatura desciende. Mientras nos preparamos para el frío, las plantas de interior y de exterior también comienzan su propia transición . Su metabolismo se ralentiza, el crecimiento se detiene y muchas de ellas empiezan a mostrar señales de fatiga: hojas amarillas, tierra endurecida o tallos más delgados. No es una señal de falta de cuidado, sino el efecto natural de la estación: menos luz, temperaturas más bajas y un metabolismo vegetal que entra en pausa. Pero esa pausa puede ser una tregua, no una sentencia. Todo depende de cómo preparemos a nuestras plantas para los meses de frío.
Muchos aficionados al cuidado de las plantas creen que basta con regar menos y alejarlas de las corrientes de