“Cada palabra tiene consecuencias, cada silencio también”, escribió Jean-Paul Sartre en Los Tiempos Modernos, la publicación de temas políticos, filosóficos y literarios que creó y dirigió.
Que tengan consecuencias prueba que tienen sentido. Por eso cuando las palabras y los silencios dejan de tener consecuencias, las democracias se debilitan. Al no fundamentarse en la fuerza sino en la razón, el Estado de derecho necesita que las palabras tengan sentido porque ellas son el instrumento por el cual transita la razón.
Esa es precisamente una de las tantas señales de que el Estado de derecho está en peligro. El sistema que hizo grande y libre al hemisferio noroccidental está jaqueado por líderes inconcebibles que usan las palabras como objetos sonoros para impactar, no para convencer; para