Por: Leslie Blanchard
Siempre me decía que iba a morir joven. Discutíamos por eso. Ahora me doy cuenta de lo cómico que suena. No la parte de la muerte, obviamente, sino la discusión.
La última vez que mantuvimos esa conversación, Jimmy trató de hablar de forma informal, como si estuviéramos hablando del tiempo: “Caray, no lo sé”, respondió. “¿Tal vez 60?”.
“¿Sesenta?”, grité. Y entonces empezó el regateo, mientras él intentaba calmarme lanzando lo que suponía que podía ser una cifra más aceptable.
“Bueno, 65” , corrigió.
“¿Cinco años más?”, le dije . “¿Me das cinco años más? Tenemos queso cottage en el refrigerador más viejo que eso”.
Cuanto más me acercaba a un colapso, más conciliador se volvía.
“¿Cómo voy a saberlo?”, dijo. “¡No es como si tuviera una bola de cristal