La pianista Esther Ropón actuó en un evento organizado por la Asociación Contra el Cáncer (AECC) sin saber que, años después, tendría que acudir a la entidad como usuaria y paciente con cáncer de mama . Al respecto, la psicóloga de la AECC Cristina Concepción recuerda que para el equipo fue un choque de realidad: «Estuvimos en su concierto y al verla entrar nos dimos cuenta de que esta enfermedad es una lotería y que todas estamos en el saco».
Desde el primer minuto, Ropón no dudó en pedir ayuda y en dejarse ayudar por la asociación. Es más, un año y medio después de vencer al cáncer, sigue vinculada a ella porque la enfermedad no acaba con la última quimioterapia , al tocar la campana o cuando crece el pelo; sino que sus secuelas–muchas de ellas invisibles para el resto de la soc