
Este año, China anunció la suspensión parcial de exportaciones de tierras raras e imanes. Esta medida amenaza con paralizar industrias enteras, desde la automotriz hasta la de defensa. A diferencia de las guerras comerciales tradicionales, no hay tarifas ni sanciones visibles. Para Occidente, que no supo diversificar dichos recursos a tiempo, este golpe lo pone en desventaja y lo vuelve dependiente del gigante asiático.
El dominio de China comenzó a finales de los años setenta , cuando el país vio en las tierras raras un recurso tan valioso como el petróleo. Bajo el liderazgo de Deng Xiaoping, quien sucedió a Mao Zedong en 1978, el país comenzó a planear una estrategia que combinaba modernización industrial, ambición tecnológica y una comprensión profunda de la química aplicada.
Cómo China convirtió el plástico en una ventaja geopolítica
La clave estaba en Baotou , una ciudad de Mongolia Interior donde se encontraba el mayor yacimiento de mineral de hierro del país. Fue allí donde los ingenieros chinos, liderados por Fang Yi , viceprimer ministro y jefe de la Comisión Estatal de Ciencia y Tecnología, decidieron aprovechar las concentraciones de cerio, lantano y samario para fabricar desde vidrio y acero hasta misiles y motores supersónicos.
El verdadero golpe de ingenio vino después, cuando lograron desarrollar un método de refinado mucho más barato que el de Estados Unidos o la Unión Soviética. Mientras Occidente dependía de complejos sistemas de acero inoxidable y ácido nítrico, China optó por un enfoque más pragmático: usar plástico y ácido clorhídrico . Esa elección, aparentemente simple, permitió abaratar costos, acelerar procesos y mantener una producción masiva. El resultado fue un dominio de mercado abrumador.
Para los años noventa, la frase “ Oriente Medio tiene petróleo, China tiene tierras raras ” ya no era una aspiración, sino una realidad. Su visión había sentado las bases de una hegemonía tecnológica que trascendía la industria minera. Wen Jiabao , geólogo especializado en tierras raras y sucesor político de esa generación, consolidó el control estatal sobre el refinado y la exportación .
Presión económica en lugar de cañones
Hasta ahora, las sanciones económicas de China solían ser difusas, difíciles de medir. Pero esta vez es distinto. De acuerdo con Financial Times , las restricciones sobre tierras raras son específicas, calculadas y con efectos inmediatos . Cada tonelada menos exportada puede representar un retraso en la fabricación de autos eléctricos, turbinas eólicas o equipos médicos en Occidente. No es solo un golpe comercial: es una advertencia de poder.
Además, China ha perfeccionado su arsenal normativo. Su nueva legislación prohíbe que empresas extranjeras utilicen minerales chinos en productos destinados a la defensa estadounidense . Esta cláusula extraterritorial, más que confrontar directamente a Washington, busca presionar a terceros países, colocándolos en medio de una red de dependencias.
Mientras tanto, las exportaciones a Japón, Corea del Sur e India han caído, una señal de que China está dispuesta a sacrificar ganancias a corto plazo para reforzar su control estratégico. Y el resto del mundo, pese a las advertencias de más de una década, llega tarde. Los intentos de diversificar la producción apenas cubren una fracción de la demanda global.