Basta ya de tutela odiosa,/que la igualdad ley ha de ser:/No más deberes sin derechos,/ningún derecho sin deber”. Esto afirma en su letra La Internacional, el histórico himno del movimiento obrero. Lo que sus autores no pudieron prever en modo alguno es que, casi 150 años más tarde, en los años veinte del siglo XXI, la desigualdad es la que se impone de forma contundente. Con una exigua minoría cada día más rica y sin que los enormes beneficios que genera el sistema económico repercutan suficientemente en la mejora de las condiciones salariales y de vida de la mayoría de la población. Conformando una realidad global en la que impera la desigualdad. Algo que no hace más que agudizarse con la abierta complicidad de políticos serviles a los intereses de las grandes corporaciones multinacional
Modo canario, máxima desigualdad

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