Bolivia se encuentra en un momento crucial. Este domingo, los ciudadanos votarán en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales, marcando un posible giro hacia la derecha tras 20 años de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS). En la primera vuelta, celebrada en agosto, el senador centrista Rodrigo Paz sorprendió al obtener el 32% de los votos, enfrentándose al expresidente conservador Jorge Quiroga, quien lidera las encuestas con un 44,9%. La crisis económica ha dominado la campaña electoral. La escasez de combustible y la inflación, que ha alcanzado el 18% anual, han generado un clima de incertidumbre. Las largas colas en las gasolineras son un reflejo de la falta de hidrocarburos, lo que ha llevado a las autoridades a coordinar con las empresas energéticas para garantizar la distribución de materiales electorales. El MAS, que ha gobernado durante casi dos décadas, ha visto una caída drástica en su apoyo. En la primera vuelta, el partido obtuvo tan pocos votos que estuvo al borde de perder su estatus legal. La situación económica se ha deteriorado, con una deuda pública que asciende al 92% del PIB y un mercado negro de dólares que ha proliferado debido a la falta de acceso a divisas. Rodrigo Paz, hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, ha prometido un "capitalismo para todos" y reformas para atraer inversión privada, mientras que Quiroga ha manifestado su intención de acudir al Fondo Monetario Internacional (FMI) en busca de un préstamo. Ambos candidatos han viajado a Washington para iniciar conversaciones sobre la situación económica del país. La campaña ha estado marcada por la lucha interna del MAS y la caída en desgracia de Evo Morales, quien ha enfrentado problemas judiciales. La falta de consenso en la oposición conservadora ha permitido que Paz se posicione como una alternativa viable. Su compañero de fórmula, Edman Lara, ha ganado popularidad por su lucha contra la corrupción, lo que ha resonado entre los votantes. Las encuestas previas a la segunda vuelta muestran una ventaja para Quiroga, pero el 20% de indecisos podría ser decisivo. La economía es la principal preocupación de los bolivianos, quienes esperan soluciones inmediatas. La próxima administración enfrentará el desafío de estabilizar la economía y restaurar la confianza de los ciudadanos. Con el futuro político de Bolivia en juego, la elección del nuevo presidente no solo impactará al país, sino que también influirá en el equilibrio político de América Latina en un año electoral agitado. La decisión de los votantes este domingo será crucial para determinar el rumbo del país en los próximos años.
Bolivia se prepara para un cambio radical: elecciones decisivas

21