Alice ya es historia. Aemet bautizó así a la con nombre propio. A partir de ahora, cada una tendrá el suyo, como se hace con los huracanes o las borrascas que se prevén que puedan tener un impacto importante. La de octubre de 2024 lleva el de las 229 víctimas mortales pues, cuando estas lluvias torrenciales arrasaron la provincia de Valencia, aún no habían alcanzado este estatus.
Alice ha sido una dana escurridiza, imprevisible y de movimientos rápidos. Ha dejado alertas rojas, y ha convertido calles en ríos sin causar más allá que daños materiales y, por supuesto, la penúltima bronca política a cuenta de cómo deben gestionarse estas emergencias.
Los alcaldes, las familias, los empresarios piden algo más que esto. Se puede continuar exigiendo responsabilidades políticas, seguir atentam