“La Iglesia existe para evangelizar”, esta verdad la proclamó solemnemente el Papa Paulo VI en su carta sobre la evangelización; y esta expresión no es sino un eco de las Palabras de San Pablo cuando nos dice: “para mí no es motivo de orgullo predicar el evangelio, porque lo considero una obligación ineludible. ¡Y ay de mí si no lo predicara!, responsabilidad que el apóstol siente suya cuando ha conocido a Jesucristo y ha recordado sus palabras: “Vayan a anunciar el evangelio a toda criatura”.

Los creyentes, que somos cada uno de nosotros, hemos de estar felices por conocer a Jesús, y estar convencidos que esto el mejor regalo que puede recibir cualquier persona; y ante esta realidad hemos de procurar y darlo a conocer, y en esta misión ha de estar nuestro gozo.

Es por este motivo que to

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