En una apropiación de la Historia como punto de partida para la ficción, Daniel Tevini revisita hitos de la Argentina del siglo XIX en su novela Historia del auténtico niño barbado de la China. Figuras y acontecimientos se presentan a través del ojo de un freak inmortal que es testigo de los primeros ensayos de la identidad nacional.

A través de cartas, el protagonista le cuenta a su amante Rafael Oresteaga su llegada al país vía Río de la Plata para cumplir su destino de atracción de feria. Habla de su escape, de su habilidad para rehuir la muerte gracias a su talento para la imitación, un don que le permite acomodar su apariencia y su lenguaje para amalgamarse con el entorno.

Le cuenta los pormenores que lo llevaron hasta sus brazos, su enamoramiento fulminante y la exuberancia del sex

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