“Cada día que entraba al trabajo, lo único que quería era salir. ¿Entonces por qué diablos ahora me cuesta tanto irme?”, dice Darryl Philbin cuando se despide de sus compañeros de The Office . Renunció por propia decisión, pero cuando llega el momento de cerrar la puerta se da cuenta de que lo que duele no es irse, sino dejar de ser quien fue durante tantos años . El retiro laboral se parece un poco a eso. Durante décadas soñamos con el “por fin”: con el tiempo libre, los viajes, la calma, las mañanas sin despertador. Pero cuando el horizonte se acerca, el sueño empieza a mezclarse con la ansiedad. Lo que parecía una meta se convierte en un precipicio .
El retiro como vértigo identitario
En nuestra imaginación al final de las jornadas agotadoras de trabajo, el retiro suele mostrars