España encara una etapa decisiva para definir su modelo de movilidad y su competitividad industrial. Entre la ambición climática y la realidad económica, hay una política que concilia ambas: la modernización del parque automovilístico. No hablamos de una cuestión técnica, sino de una estrategia de país. La inclusión del Plan Nacional de Renovación del Parque Automovilístico en la Ley de Movilidad Sostenible marca un punto de inflexión y devuelve al debate público una idea esencial: no se puede proyectar el futuro sin actualizar el presente.
Durante años, el discurso sobre movilidad se ha centrado casi en exclusiva en el vehículo eléctrico. Pero la realidad —la de las familias, las empresas y el mercado— es más amplia. España cuenta con un parque envejecido, con una media superior a los 14