El monitoreo de los signos vitales constituye una herramienta esencial para identificar de manera temprana alteraciones fisiológicas que pueden indicar fiebre, posibles infecciones, trastornos cardíacos, pulmonares, circulatorios, deshidratación o episodios de estrés.
Esta práctica, fundamental tanto en entornos hospitalarios como en el autocuidado domiciliario , se basa en la evaluación sistemática de cuatro parámetros principales: temperatura corporal, frecuencia cardíaca, frecuencia respiratoria y presión arterial.
La temperatura corporal refleja el nivel de calor interno y está regulada por el hipotálamo. En adultos, los valores normales se sitúan entre 36.5 ℃ y 37.5 ℃ . Para su medición, existen varios métodos. La vía oral consiste en colocar un termómetro bajo la lengua d