En un país donde la jubilación sigue siendo percibida como el punto final de la vida laboral, el Gobierno está empeñado en impulsar el retiro flexible que, a día de hoy, roza lo anecdótico y parece una completa utopía. De las más de 6,5 millones de pensiones de jubilación que se pagaron el pasado marzo, solo 3.174 corresponden a esta modalidad, según la Seguridad Social. Es decir, un escaso 0,05% del total. Y entre las nuevas altas, el porcentaje apenas mejora con solo 300 de las 350.000 que se acogieron a esta fórmula híbrida, es decir menos del 0,1%.

Pese a su escasa implantación, el Ejecutivo no arroja la toalla y ha retomado las negociaciones con sindicatos y patronal para mejorar las condiciones de esta modalidad, que permite reincorporarse parcialmente al mercado laboral después de

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