
En México, cada año nacen alrededor de 200 000 niños prematuros. Cuando son víctimas de abandono al menos 5 790 menores lo fueron entre 2020 y 2024, su enorme vulnerabilidad reduce las probabilidades de que sobrevivan. Y no solo porque su enorme vulnerabilidad les lleva a ingresar en Unidades de Cuidados Intensivos donde tratan de superar importante complicaciones de salud. Además, en esas circunstancias, deben salir adelante sin el acceso a la alimentación con leche materna, tan importante para su recuperación.
No olvidemos que, como señala la OMS, la lactancia materna es la estrategia más efectiva para prevenir la mortalidad infantil y la morbilidad en infantes.
Ante esta carencia, los hospitales recurren a fórmulas lácteas comerciales que, aunque se presentan como una opción para que los bebés salgan adelante, resultan más costosas y no ofrecen los mismos beneficios en los infantes, retrasando su recuperación y encareciendo la atención médica.
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La prioridad de un laboratorio: asegurar una alimentación de calidad y segura
Los Bancos de Leche Humana (BLH) pasteurizada, destinados a asegurar el derecho de los recién nacidos a una alimentación segura y oportuna, no logran cubrir las necesidades de alimentación de la red de hospitales y centros de Salud en México. Por este motivo, es indispensable buscar otras alternativas de conservación y disposición de la leche humana para lograr una alimentación de calidad.
El Laboratorio de Investigación Leche Humana (LILH), con sede en el Centro Universitario de Ciencias Exactas e Ingenierías (CUCEI) de la Universidad de Guadalajara, se originó para buscar solución a este problema. Su objetivo es asegurar el derecho de los bebés abandonados o sin acceso a lactancia a una alimentación exclusivamente con leche humana, tal y como marcan la OMS y UNICEF.
La leche en polvo que elaboran, cuyo procesamiento y distribución tiene una larga vida de anaquel, se caracteriza por ser inocua, sin conservantes ni aditivos, y con características nutricionales y biológicas incomparables a las fórmulas lácteas comerciales. Todo ello cumpliendo estrictamente con las regulaciones nacionales e internacionales vigentes.
Al tratarse de un producto deshidratado que no requiere de una cadena de frío se puede almacenar en espacios reducidos y ser transportado sin problema a cualquier parte de México, lo que brinda muchas ventajas, tanto desde el punto de vista socioeconómico como medioambiental.
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Una mayor implicación institucional para salvar más vidas
Con el fin de que esta leche alimente a los niños más vulnerables, el LILH ha donado el producto al Hospital Civil “Fray Antonio Alcalde” de Guadalajara. Allí es frecuente que ingresen bebés que presentan múltiples complicaciones: síndrome de dificultad respiratoria (SDR), sífilis congénita, neumonía, hepatoesplenomegalia, microcefalia, persistencia del conducto arterioso, sepsis bacteriana, displasia broncopulmonar, síndrome de abstinencia neonatal (SAN) en prematuros con exposición a sustancias tóxicas durante el embarazo de sus madres, etc.
Por otra parte, gracias a sus cualidades, la leche humana en polvo sirve para alimentar a neonatos con alergia a la proteína de la leche de vaca (APLV), intolerancia a la fórmula láctea comercial o enfermedades que afectan a absorción de alimentos, como el síndrome de Bartter. En todos estos casos clínicos se logra una pronta recuperación de los pequeños, disminuyendo su tiempo de estancia en el hospital y evitando el consumo de fórmulas lácteas comerciales.
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Como evidencian los resultados, el LILH ofrece a los hospitales una alternativa eficaz y segura para la alimentación con la leche humana en polvo y la rápida recuperación de la población neonatal infantil.
No obstante, el avance de esta iniciativa en un país como México requiere la colaboración de instituciones de gobierno clave, como la Secretaría de Salud y el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia (DIF). Además de su firme compromiso para subsidiar los gastos de la transformación de la leche humana a polvo, su apoyo es fundamental para poder entablar redes con los Bancos de Leche Humana Pasteurizada y conseguir unificar el proceso de conservación de la leche y su transformación a polvo.
Solo así se podrá salvar la vida de los bebés más vulnerables del país.
Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation, un sitio de noticias sin fines de lucro dedicado a compartir ideas de expertos académicos.
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Blanca Rosa Aguilar Uscanga no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico citado.