Cuando la dana 'Alice' azotó Alicante con lluvias fuertes e intensas durante el puente de octubre, muchos vecinos creyeron que la playa de la Albufereta había desaparecido para siempre.
La imagen, habitual en estos episodios, fue impactante. El tramo central se hundió bajo el agua, eliminando de un plumazo la franja de arena que separa el paseo del mar.
Para quien paseaba por allí, la escena recordaba una laguna interior, una especie de balsa accidental donde antes había toallas, sombrillas y pasos descalzos.
Pero lo que parece una desaparición no es más que un acto natural de supervivencia. La Albufereta, ubicada en la desembocadura del Barranco del Juncaret, no retrocede, sino que respira.
Esta playa de Alicante cuenta con un curioso método de ingeniería que permite que el

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