El mundo ha recibido con alivio y esperanza la firma del cese al fuego en la franja de Gaza y con ella, el comienzo de la primera fase del plan de paz. Las celebraciones en la calle, la vuelta a casa de los rehenes sobrevivientes y el multitudinario regreso a su tierra de los palestinos desplazados, así como de los prisioneros son, de suyo, buenas noticias.
Han sido dos años largos y dolorosos, en un conflicto muy antiguo y complejo. Desde el ataque alevoso de aquel 7 de octubre a Israel, absolutamente inaceptable, se inició una escalada de violencia en una región especialmente conflictiva que pudo extenderse peligrosamente. La amplia condena internacional a aquella agresión al pueblo judío fue como olvidándose ante las continuadas noticias de bombardeos, destrucción y hambre en Palestina