Fue un toque, una distracción, un hecho menor de esos que pasan en cualquier esquina. Pudo haber terminado ahí, pero no. Siguió y se fue agrandando como una bola de nieve hasta que terminó mal para todos. Un conductor que no para, un reclamo, una discusión en movimiento y un volantazo para atropellar como reacción ante la incapacidad de resolver un problema de manera civilizada. Después, la fuga y la detención.
Esa fue la secuencia, propia de la película Relatos Salvajes, que ocurrió en las calles de San Miguel. Terminó con un conductor buscado después de las denuncias de los vecinos y un operativo policial.
Todo comenzó en la esquina de avenida León Gallardo y Madre Camila Rolón, en Muñiz, cuando un repartidor estaba detenido en el semáforo y fue tocado de atrás por una Renault Duste