Tras días de lluvia, ‘panza burro’ y, por supuesto, horas de espléndido sol, el dios Apolo quiso abrillantar en la mañana de ayer la visita oficial de las autoridades insulares y del gobierno portuense al nuevo Gran Hotel Taoro . Sí, el de toda la vida, el que se convirtió en el primero de Canarias con sus excelsas características en 1890 y en referente español, que sirvió siempre de inmejorable atalaya del Valle orotavense, que se transformó en casino a finales del siglo XX, que permaneció cerrado un tiempo en el que estaba claro que al Puerto de la Cruz le faltaba algo y que, desde hoy, abre sus puertas de nuevo a los clientes tras una profunda y hasta compleja transformación, que costó 35 millones de euros.
Unas obras que, incluidas las dificultades por el Covid, han permitido tres