Cuando el planeta le rinde honores al cumplirse el centenario de su natalicio, seguramente en su isla, al menos a nivel oficial, la efeméride pasará sin mencionar su legado

El mes de noviembre de 1991 me ha dejado tres muescas indelebles en lo más amable de mi memoria.

Había llegado al balneario de Cancún invitado a cubrir como periodista un maravilloso Festival de la Cultura del Caribe que se instituía ese año y, apenas entré en el hotel donde nos alojaríamos, el colega mexicano Paco Ignacio Taibo II me sorprendió con el mejor de los regalos posibles: unos cuatro o cinco ejemplares de mi recién estampada novela Pasado perfecto , que, imposibilitado de publicarla en Cuba, al fin había sido editada por una muy modesta colección de la Universidad mexicana de Guadalajara. Para los que h

See Full Page