En la foto de familia de la cumbre por la paz en Gaza celebrada en Sharm el Sheij la semana pasada no estaban ni Israel ni Hamas, pero había otra ausencia notoria. La de la única potencia que amenaza con disputarle a EE.UU. la hegemonía mundial: China.

Pekín no envió a ningún representante a Egipto, aunque tampoco nadie lo esperaba. El Gobierno chino ha optado por mantener un perfil bajo durante el conflicto de Oriente Medio, limitando su acción a medidas más bien simbólicas, como votaciones en la ONU para pedir el alto el fuego o comunicados públicos a favor de la solución de los dos estados. Solo el año pasado mostró algo más de audacia, cuando medió entre las distintas facciones palestinas para que firmaran un acuerdo de unidad nacional –la llamada Declaración de Pekín–, pero despu

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