Indonesia está colocada en una intersección de tres placas tectónicas: la Euroasiática, la Indoaustraliana y la del Pacífico. Esto convierte a este archipiélago de más de 17.000 islas del Sudeste Asiático en una zona con gran actividad sísmica y volcánica. El último gran terremoto indonesio, sin embargo, no ha afectado ni a los cimientos de sus viviendas ni a sus volcanes, sino que ha dejado una gran grieta en el deporte olímpico, en la gimnasia artística y en la campaña de blanqueamiento de Israel a través de la práctica del deporte .

El movimiento comenzó a sentirse el pasado 10 de octubre, cuando el gobierno de Indonesia informó del veto a la entrada en el país de los seis gimnastas israelíes clasificados para participar en el Campeonato Mundial de Gimnasia Artística que se celebra entre el 19 y el 26 de octubre en la capital, Yakarta.

En un comunicado emitido por el Ministerio Coordinador de Derecho, Derechos Humanos, Inmigración y Asuntos Penitenciarios, se señalaba que la decisión “se alinea con los principios básicos de la política exterior de Indonesia, que enfatiza constantemente la ausencia de relaciones diplomáticas o cualquier tipo de contacto con Israel hasta que este país reconozca la independencia y la plena soberanía del Estado de Palestina”.

“El presidente ha condenado enérgicamente las acciones represivas de Israel contra el pueblo palestino, particularmente en Gaza”, subrayaba el comunicado en referencia a los últimos discursos del dirigente, Prabowo Subianto, como el pronunciado en septiembre en Nueva York durante la Asamblea General de Naciones Unidas. De hecho, ya en el mes de mayo Subianto llegó a abrir la puerta al reconocimiento de Israel y al establecimiento de relaciones diplomáticas con Tel Aviv, aunque siempre bajo la condición de que este Estado haga lo propio con Palestina.

La respuesta israelí no se hizo esperar. La Federación de Gimnasia de Israel reaccionó con dos recursos ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS), sediado en Lausana, Suiza. En el primero, pedía la anulación de la declaración emitida por la Federación Internacional de Gimnasia (FIG) en la que “tomaba nota” de la decisión del país organizador de la competición y declaraba su ausencia de competencias en la emisión de visados para entrar en Indonesia. Israel argumentaba que los Estatutos de la FIG exigen a su Comité Ejecutivo que “tome una decisión” en caso de que no se concedan visados de entrada a todas las delegaciones participantes.

Ya el lunes 13 de octubre la Federación israelí presentaba un segundo recurso junto a los seis gimnastas afectados, Artem Dolgopyat, Eyal Indig, Ron Payatov, Lihie Raz, Yali Shoshani y Roni Shamay, en los que solicitaba al TAS que ordenase a la Federación Internacional que tomase las medidas necesarias para garantizar la participación de Israel en los Mundiales. En caso contrario, exigía el traslado o incluso la cancelación de los campeonatos mundiales de gimnasia artística.

Silja Stoehr, de Alemania, durante su participación en las clasificaciones generales del Campeonato Mundial en la categoría de barra de equilibrio femenina, en Yakarta.

Al día siguiente, el Tribunal Arbitral del Deporte comunicó su rechazo a las dos solicitudes de medidas cautelares urgentes de Israel. Ambos recursos fueron estudiados por el vicepresidente de la División de Arbitraje de Apelaciones y el resultado fue el archivo del primer recurso por falta de jurisdicción y el mantenimiento en estudio del segundo.

El TAS también rechazó la solicitud de Israel de obligar a la Federación Internacional de Gimnasia a garantizar su participación y así mismo cerró la puerta a cualquier posibilidad de cancelar o trasladar el mundial de gimnasia artística, que debía comenzar apenas cinco días después en Yakarta.

El Tribunal suizo, no obstante, sigue examinando el fondo del segundo de los recursos presentados por la federación israelí y los seis atletas clasificados para el Mundial, entre los que está Artem Dolgopyat, campeón del mundo y subcampeón europeo de suelo en 2023 y medallista de oro en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 y de plata en los JJOO de París en 2024. Dolgopyat no podrá revalidar su título de campeón mundial.

Artem Dolgopyat durante su participación en la final masculina de los Campeonatos Europeos de Múnich de 2022.

En declaraciones a la cadena de televisión pública británica BBC , la secretaria general de la Federación israelí, Sarit Shenar, reconocía que su “mayor miedo” es que este tipo de evento deportivo pueda seguir adelante y convertirse en un “ejemplo”. “¿Qué será lo siguiente? Puede pasar en cualquier disciplina, en cualquier deporte, en cualquier competición. Este precedente es muy peligroso”, afirmaba.

Tras la decisión del TAS, apenas dos días antes del arranque de la competición mundial y ya con la mayoría de delegaciones, incluida la española, realizando entrenamientos previos en Indonesia, el Comité Olímpico Internacional lanzó un comunicado . En él señalaba que todos los atletas clasificados, equipos y oficiales deportivos “deben poder participar en las competiciones y eventos deportivos internacionales sin ningún tipo de discriminación por parte del país anfitrión”.

El Comité Olímpico pidió también a los países anfitriones, organizadores y a las organizaciones deportivas “asegurar que este principio se respeta por completo” y que las autoridades competentes del país anfitrión ofrezcan “con antelación” todas las garantías necesarias para su participación en las competiciones.

Además, el COI llegaba a reconocer que “desde que fue consciente de la situación” ha estado “a todos los niveles” en contacto con la Federación Internacional de Gimnasia, el miembro del COI en Indonesia, el Comité Olímpico Nacional y el gobierno de Indonesia “para ayudar a facilitar una solución”. “Desafortunadamente, no se ha encontrado una solución”, añadía el organismo deportivo, que “lamentaba muchísimo” la situación y señalaba el “notable paso hacia un acuerdo de paz” de la cumbre de Egipto, a la que acudió el presidente de Indonesia.

El Comité Ejecutivo del COI apuntaba también que “discutirá la situación específica de Indonesia en su próxima reunión” y, concluía: “El deporte debe seguir siendo un espacio seguro para que los atletas cumplan sus sueños; y los atletas no pueden ser responsabilizados por decisiones políticas”.

Una difícil relación

Indonesia, el país del mundo con la mayor población musulmana del mundo, con más de 200 millones de creyentes del Islam, pertenece a la treintena de países que no reconocen el Estado de Israel. En el mundo del deporte, no es la primera vez que Indonesia establece un veto diplomático a los deportistas israelíes. En 1962 denegó los visados a los atletas de Israel que iban a participar en los Juegos Asiáticos, así como a los de Taiwán.

Ya en marzo de 2023, la FIFA retiró al país asiático la organización del Mundial de Fútbol masculino sub-20 , que fue trasladado a Argentina, después de que altas autoridades del país pidieran el veto a la delegación de Israel. La decisión llegó después de una reunión entre Gianni Infantino, presidente de la FIFA, y Erik Thoir, presidente de la Federación Indonesia de Fútbol.

Dos semanas antes, el gobernador de Bali, Wayan Koster, envió un carta al Gobierno indonesio para pedir el veto a la participación de la selección de Israel. Koster alegaba que “las políticas de Israel hacia Palestina son incompatibles con las políticas de la República de Indonesia”. El gobernador de Java Central, Ganjar Pranowo, también mostró su rechazo a la participación israelí y las quejas de las autoridades derivaron después en masivas protestas celebradas los días 20 y 29 de marzo en Yakarta por este motivo y en defensa del pueblo palestino.

Miles de indonesios participan en una manifestación de apoyo a los palestinos en Yakarta el pasado 12 de octubre.

En agosto de 2023, el gobierno de Indonesia denegó la financiación a los Juegos Mundiales de Deportes de Playa, que iban a disputarse en Bali, por las presiones de la Asociación de Comités Olímpicos Nacionales que exigían la admisión de Israel en la competición.

Indonesia es uno de los cuatro países candidatos a acoger los Juegos Olímpicos de 2036.