Me parece que no nos viene mal repasar esta virtud.
Decía San Agustín que sabio es el que “pesca” el arte de ser feliz.
Y feliz es el que ama y se sabe amado: amado por Dios y amado por los prójimos (familiares, amigos, compañeros de trabajo, etcétera).
Sabio no es el que sabe mucho, ese es culto. Sabio es el que sabe lo esencial, y lo saborea (sabiduría etimológicamente hace referencia al sabor) y eso esencial lo transmite, lo hace mensaje de vida.
Hay que tener en cuenta que la sabiduría no es aprender mucho de libros, no es acumulación de informaciones. La palabra no viene de “saber”, sino de “saborear”.
Hay hombres cultos, pero no sabios, porque lo que saben no lo gustan y no lo entregan, no les sirve para la vida, personas empachadas de conocimientos.
Y hay hombres y mujeres que