Conocí a Paulo hace muchos años, y lo recuerdo como un cocinero impetuoso y atrevido, con ganas de hacer cosas, con pasión. Después de mucho, un día nos invita a degustar langosta en su restaurante, en un evento que gastronómico organizado por él. Recuerdo que llegamos y nos sorprendió la preparación y organización del salón, todo dispuesto para disfrutar de un buen momento culinario. Y efectivamente, la actividad propiamente tal resultó de lo mejor, no sólo por la langosta que comimos, sino por la experiencia completa. Cuando la cocina explica y enseña, cuando muestra y entrega más que sabor, está cumpliendo con lo que, creo, es lo que debiera ser, es decir, la cocina como fuente de cultura. El día de la langosta, lo que hizo Paulo en el Sibaritas, fue eso, aportó conocimiento sobre la in

See Full Page