Despertar con energía y cuidar la piel desde temprano puede marcar la diferencia en cómo luce tu rostro con el paso del tiempo.

No necesitas tratamientos costosos ni secretos complicados. Basta con seguir una rutina simple cada mañana para ayudar a que tu piel se vea más fresca y evitar la aparición temprana de arrugas.

Lo primero que recomiendan los expertos es tomar un vaso de agua al levantarte. Este pequeño hábito ayuda a hidratar tu cuerpo y a que tu piel recupere la humedad perdida durante la noche.

Una piel bien hidratada tiende a verse más suave y menos propensa a las líneas de expresión.

La limpieza del rostro es otro paso fundamental. Es importante usar un limpiador suave, sin frotar demasiado, para quitar la grasa natural y el sudor que se acumula mientras duer

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