En la foto, se ve a Antonio Gala sentado al lado de una elegante señora rubia, serio y concentrado, esperando la revelación por el jurado del premio Planeta de 1990 en la gran gala celebrada en el hotel Ritz de Barcelona. En realidad, todos sabíamos en casa desde hacía meses el nombre del ganador de muy lucrativo premio, pues no en vano aquella señora que lo acompaña era mi madre. ¡Bueno era Don Antonio para que no le dieran el premio de después de escribir quinientas páginas del Manuscrito carmesí!
El premio Planeta fue una de las grandes ideas de aquel genio de la edición que fue José Manuel Lara Hernández, sevillano de El Pedroso, modesto menesteroso en su pueblo, combatiente del bando nacional en la Guerra Civil y, como tantos, emigrado de posguerra a Barcelona, donde con su inteligen