El cambio de hábitos empieza a ser ya una evidencia: los consumidores españoles van cada vez con más frecuencia a la tienda o al supermercado, pero sus compras son también cada vez más pequeñas y más rápidas, se llevan lo imprescindible, gastan menos dinero y no quieren perder el tiempo esperando a que les limpien y les corten el pescado o a que el charcutero les prepare 'in situ' las lonchas de queso o jamón. Y ante esta nueva realidad, el comercio está tomando ya medidas. "La gente sale de la oficina para comprarse la comida y con eso aparecen los 'check-out' o máquinas de autopago y crecen las secciones de platos preparados y de las de productos listos para comer, pero también aumenta el número de establecimientos que ya ofrecen la carne y el pescado previamente cortados y
El comercio afronta otra reconversión forzado por las nuevas formas de consumo: máquinas de autopago, producto fresco ya cortado y más platos preparados

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