La sola palabra privatización, remite a la experiencia menemista de los 90” asociada al cierre de empresas públicas y privadas, desocupación, aumento descontrolado de tarifas, reducción del poder adquisitivo y una sensación de incertidumbre colectiva con secuelas de enfermedad y muerte (Fair H. 2016; Teubal M. 2000). Que suprimió la esfera pública de participación colectiva, por un retraimiento forzado hacia el individualismo como forma de control y dominación, dejando huellas de resignación y conformismo.

Ahora, cuando ya se creía todo lo público privatizado y la memoria histórica vigente, sorprende ver que los planes privatizadores de este gobierno mantengan cierto consenso. Principalmente en el comportamiento de dirigencias sociales y políticas con alta responsabilidad institucional,

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